(Clase del 4 de Octubre del 2020)

Jesús, El hombre espiritual.

Damos comienzo a una nueva serie de estudio biblico titulada "Jesús, Ejemplo de Vida", cuyo objetivo general es "Entender como nuestro Señor vivió su espiritualidad"

Ejemplo en la Oración

Objetivo Específico: Entender porque hay que orar.

Sentaos aquí, entre tanto que yo oro” (Marcos 14:32)

La oración constituye el gran soporte de nuestra relación con Dios, así como de toda estabilidad espiritual. Jesús oró, y lo hizo en muchas y diversas ocasiones. La práctica de la oración permaneció en el orden diario de las prioridades que ocupó el ministerio del Maestro, siendo básicamente un estilo de vida, y no una mera obligación religiosa.

Visto el modelo de Cristo, algunos conciben la oración a modo de rito y costumbre; o lo que hoy parece más habitual, a modo de una fórmula mágica para conseguir cosas. Es mucho más sencillo que todo eso: la oración es algo tan normal como hablar con Dios. Y el hablar (audiblemente o en silencio) es el medio por el cual nos comunicamos con nuestro Creador: para en primer lugar adorarle y agradecerle las bendiciones recibidas, además de realizar, naturalmente, las peticiones que se avengan a su buena voluntad.

A) Jesús oraba para depender de su Padre

Marcos 11:24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá

Esta breve cita que hemos leído, es suficiente para hacernos comprender que la vida de Jesucristo fue una ofrenda agradable a Dios. Así, era consciente de que todo su ser y su obrar tenía sentido desde la relación de amor y dependencia con el Padre. Esto explica que la oración de Jesús realizada en la intimidad, no consistió en ofrecer a Dios unos periodos devocionales más o menos largos, sino en el don de sí mismo: todo su ser dependía del Padre celestial, así como su vida y sus acciones, por lo que su existencia completa fue un perfecto y agradable acto de culto a Dios.

Desde luego Dios no necesita de nuestras oraciones, ni tampoco suponen un mérito por el cual conseguimos sus favores. La idea se dirige más bien a que seamos conscientes de nuestras necesidades, y por lo tanto dependamos de Él en todo momento.

Indudablemente el Señor pudo convocar a sus discípulos para que se realizara una reunión de oración colectiva. Pese a todo, y aun siendo momentos en los que necesitó el apoyo de sus amigos, Jesús ofreció un papel relevante a la oración en forma particular: «entre tanto que yo oro».

Efectivamente, la expresión sincera de nuestros deseos, así como la demostración de nuestro amor a Dios, entre otras buenas maneras, se realiza a través de la oración. Por esta razón esencial, la oración no cambia sólo las circunstancias, sino que por la acción divina logra cambiar primero los corazones. Y lo maravilloso es que, a partir de esa experiencia de transformación interior, las circunstancias cobran el sentido correcto que deben tener.

B) Para Jesús la oración fue prioridad principal de su vida

Si por lo visto Jesús necesitó de la oración, ¿por qué, entonces, parece que hoy podemos prescindir de ella?

«Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro (el momento), salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba» (Marcos 1:35).

Mucho podría hablarse acerca de la oración, tanto en forma pública (en la iglesia, la familia...) como en forma privada (en secreto a Dios). Si bien sabemos que no debemos descuidar la oración en la comunidad, hallamos que ésta solamente tiene sentido en tanto que se mantiene la oración individual.

Por lo que deducimos del texto, comprobamos que durante el día Jesús no tenía demasiado tiempo para estar solo. Probablemente su agenda era demasiado apretada para encontrarse en privado con Dios. Por eso, el momento escogido por el Maestro para poner en práctica su vida devocional, en aquellas circunstancias especiales, fue en la madrugada.

El principio de espiritualidad que encontramos en esta enseñanza, es que no debemos dejar pasar el día sin presentarnos delante de Dios, donde la oración y meditación bíblica sea una realidad manifiesta.

Lucas 5:16

  • 15 “Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para que les sanase de sus enfermedades”
  • 16 “MAS ÉL SE APARTABA a lugares desiertos y ORABA”

Este tiempo (“oraba”), denota que algo era hecho repetidamente y consistentemente en el. Por lo cual, lo que los versos 15 y 16 describen no es algo que pasó una sola vez en la vida de Jesucristo, sino que lo que nos dice es que SIEMPRE estaba muy ocupado, con multitudes que venían a Él, PERO también SIEMPRE acostumbraba tomarse tiempo para orar. En otras palabras, la oración era un HÁBITO de Jesucristo, algo a lo que le daba prioridad número uno, aun cuando estaba muy ocupado. Por consiguiente, esto nos enseña la importancia de la oración. La importancia de esto es tan grande que Jesucristo, el Hijo de Dios, acostumbraba distribuir parte de su tiempo para la oración, incluso cuando estaba muy ocupado en otras actividades de Dios. Además, lo anterior indica que, si oramos o no, no depende del tiempo que tengamos, sino es cuestión de darle prioridad. Jesucristo tenía tiempo para orar porque DECIDÍA apartar tiempo para ello. Todos nosotros de un modo u otro distribuimos nuestro tiempo para varias actividades. La cuestión no es si tenemos tiempo o no, porque el día sigue teniendo las mismas 24 horas que tenía en la época de Jesucristo. Lo que hay que preguntarnos es qué prioridad tiene la oración en nuestra rutina diaria.

¿Es la oración para nosotros una de nuestras principales prioridades, así como lo era para Jesús o es algo que decidimos hacer cuando terminamos nuestras tareas como trabajo, escuela, jardinería, ver TV, dormir etc.?

El ejemplo de Jesucristo, así como otros registros en la Palabra de Dios nos insisten en hacer de la oración la PRIORIDAD PRINCIPAL EN NUESTRAS VIDAS.

Así que, en lugar de distribuir primero todo el tiempo para todas las demás actividades y luego, si sobra algo, dedicarlo a la oración, es mejor PRIMERO establecer tiempo para orar y luego organizar tu tiempo para otras cosas.

Ejemplo de lo ocupado que estaba, pero de igual forma oraba. Marcos 1:32-35; Marcos 14:13-23

C) Jesús oraba antes de tomar decisiones importantes

Lucas 6:12-13 “En aquellos días él fue al monte a orar, y PASÓ TODA LA NOCHE ORANDO A DIOS. Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles:”

Oró TODA LA NOCHE. Aunque la Biblia no especifica por lo que oraba, dice que por la mañana hizo una de las decisiones más cruciales de su ministerio: escoger a los doce. Por lo cual, lo más probable es que el tema central de su oración esa noche era esa decisión. Ahora la pregunta es: si Jesús necesitaba orar antes de tomar decisiones, ¿no crees que nosotros también tenemos que orar antes de tomarlas? ¿Por qué tomar decisiones usando nuestras pequeñas mentes y la información de nuestros cinco sentidos? ¿por qué no mejor acudir a Dios y pedirle instrucción y que nos muestre cuál es la mejor opción que debemos de tomar? Él sabe cuál es la mejor opción, está dispuesto a mostrárnosla y tiene los medios, su espíritu en nosotros, para anunciárnosla. La cuestión no es si está dispuesto y quiere ayudarnos o no, porque puede y quiere; la verdadera cuestión es: ¿lo escogemos nosotros a Él como nuestro consejero y vamos a Él a preguntarle en oración?

D) Jesús oraba para fortalecerse

Mateo 26:36-44

  • Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.
  • Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.

“Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.”

La espiritualidad de Jesús, por tanto, tuvo su manifestación en esa relación especial de comunicación con su Padre celestial. Vemos que en los momentos tan específicos que antecedieron a su calvario, la comunión que se produjo entre Jesús y el Padre, fue de vital importancia, obteniendo de este modo las fuerzas sobrenaturales para poder resistir la prueba que le estaba por venir, que de otra forma no hubiera podido soportar.

No existe otro procedimiento para fortalecer la vida cristiana. La comunión con Dios es el motor que acciona toda vida espiritual, y ésta se ejercita principalmente por medio de la oración individual.

Después de todo lo anterior, y aunque hay más registros que puedes estudiar por ti mismo; queda claro, que la oración era algo muy importante en la vida de Jesucristo, algo de lo que tuvo gran cuidado. Por causa de la oración, está listo para levantarse temprano en la mañana, a obligar a sus discípulos a irse, a alejarse de las multitudes. Mediante la oración, tomó decisiones y venció situaciones difíciles. En comparación con la idea general que dice “ora si tienes tiempo” EL DISPUSO TIEMPO para orar. En lugar de la manera de pensar del mundo que dice: “escoge lo que TU creas que sea más conveniente” oró para ver lo que para Dios era lo mejor y hacer su voluntad. Para cerrar, vamos a Filipenses 4:6-7 y hagámoslo nuestra manera de pensar:

Filipenses 4:6-7

Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."